Maltrato a las vacas lecheras: presente y pasado

En este post:  aspectos actuales del maltrato a las vacas lecheras y antecedentes de este problema social, al que podemos llamar: la cultura de la explotación animal



Dibujo de una vaca que vivió en un establo en Nueva York
ilustración correspondiente a la investigación de Frank Leslie (1858)

El presente

La organización Igualdad Animal presentó una investigación en la que se denuncia el maltrato que sufren las vacas lecheras en México (abajo de este post te dejo el vídeo). En él se puede apreciar que las vacas no reciben una pronta atención médica, las crías son separadas de sus madres a partir del nacimiento y los becerros machos, al ser inútiles para la lechería, se destinan al matadero. 
¿Por qué tenemos una cultura de explotación hacia los animales lecheros?
 

El pasado

     Los animales son considerados máquinas productoras. En la década de 1840 en Francia, la zootecnia fue definida como una doctrina para explotar en forma óptima a los animales de la granja. Se cree que fue el zootecnista Emilio Baudement, profesor del mismo instituto en 1858, quien concibió la idea de ver a los animales de la granja como  “máquinas” productoras de alimentos (carne, huevos y leche). En los años subsecuente se advierte en los manuales de zootecnia que a los animales de granja se les ve como productores de alimentos y no como seres vivos. En pocas palabras: vacas, puercos y gallinas únicamente viven para generar recursos alimentarios destinados a los humanos
     Los principios de la zootecnia francesa llegaron a México en la década de 1870 y fueron abrazados con entusiasmo por los veterinarios que comenzaron a especializarse en la producción de leche. El médico veterinario Camilo Díaz que también ejercía como inspector de establos y ordeñas en la capital de México en 1894, dijo en su informe que: "consideraba a los ganados como máquinas de transformación". Estas ideas también pasaron a los productores, el profesor Manuel de Ibarrola en su Manual del criador de las vacas lecheras publicado en el 1903 dijo: "los animales de la hacienda deben considerarse como máquinas vivas que transforman en capital los alimentos".
     Al concebir a las vacas lecheras como "máquinas" que produce alimentos y dinero, los veterinarios, zooctenistas y productores se concentraron en buscar la mejor forma de explotarlas. De esta manera todas las actividades que se realizaron dentro de las unidades productivas tenían el propósito de preservar la vida de los animales-máquina para asegurar que continuaran "fabricando" hasta su muerte. Entre esa acciones encontramos otorgarles suficiente forraje y agua, incluso la atención médica que se les dispensó a las vacas fue para que su carne y leche llegara en  condiciones higiénicas a los consumidores. Los cuidados que se les dio a los animales nada tenían que ver con mejorar su salud o brindar algún tipo de bienestar. 

Portada del libro de Ruth Harrison (Inglaterra, 1964)

      A los productores tampoco les importaba el bienestar de las vacas. Aunque los productores de leche han dejado pocos testimonios escritos, es posible conocer su proceder hacia los animales por los informes de los inspectores sanitarios de ganado lechero. Es por medio de estos escritos que los historiadores hemos podido conocer cómo eran las condiciones en las que pasaban sus días los bovinos. La peor de todas las formas de vida para una vaca lechera era y sigue siendo la estabulación permanente. 
     El establo tuvo su origen en la Edad de Bronce en Mesopotamia, servían como lugares de resguardo para evitar que el ganado se perdiera o fuera robado. En la Edad Media en Europa, los establos se utilizaron para que los animales pasaran el invierno. A partir de la difusión de las ideas de la zootecnia (1840), el propósito de los establos dejo de ser un lugar de protección y se convirtió en una unidad de producción donde las vacas eran destinadas exclusivamente a ser ordeñadas, comer y descansar para reponer la energía perdida y volver a ser ordeñadas nuevamente. 


Cartel de un seminario para veterinarios y productores de la Editorial Mayer's
 especializada en literatura de animales en confinamiento
    
  A mediados del siglo XIX, los establos se construyeron en forma de galerones, en los que se intentó introducir el mayor número de vacas lecheras. La ventilación de estas construcciones era inadecuada y los productores de leche tenían muy poco cuidado en la higiene de los animales. Era frecuente que el piso del lugar donde se acomodaba a cada animal estuviera lleno de excremento, y en se lugar las vacas debían descansar y comer. 

Ilustración de Frank Leslie (1858)

     Si el establo estaba dentro de la ciudad, las vacas no podían salir del galeron a respirar aire puro ni a ejercitarse. El espacio donde se encontraban los animales era tan estrecho que se herían el cuerpo debido a los golpes que se daban entre ellas o porque chocaban contra los muros. En pocas palabras, las vacas en estabulación permanente vivían en lugares oscuros, hacinadas, sin ventilación y en condiciones insalubres. En este contexto los bovinos irremediablemente enfermaban y cuando los veterinarios los revisaban presentaban contusiones en la cara, los ojos o las patas; además de graves enfermedades contagiosas, infecciones en las ubres y la piel.


Periodismo de investigación realizado en las lecherías de Nueva York en 1858
por Frank Leslie, publicado en su revista 
    Los médicos y veterinarios trataron el tema de los establos en diversas ocasiones, enfocándose en la construcción de mejores edificios. Su propósito era dar condiciones adecuadas para que los animales-máquina continuaran produciendo alimento y dinero. No existe evidencia que los médicos o productores tuvieran intensión de dar bienestar de vida a las vacas estabuladas. Por ejemplo, en la Exposición Panamericana de 1901 celebrada en Búfalo (N.Y.); Frank A. Coverse  encargado de la sección de producción animal trató el tema de los establos. En su conferencia dijo que: "Los animales criados en estas cárceles costosas, no se hallaban felices y demostraban su malestar en el agua que les corría de los ojos, en la piel sin lustre, en narices secas y calientes y en respiración febril con actos de inquietud y agresivos... " En opinión de Coverse, esos síntomas eran preocupantes, porque influía en la "inhabilidad [del ganado para] crecer o engordar."

Relieve llamado "La vaca que llora", cultura Tassili (8,000 a. C. África)


  Los remedios para la salud de los animales eran dolorosos. Durante la segunda mitad del siglo XIX, la mayoría de las personas no tenían la costumbre de visitar al médico, mucho menos de llevar a los animales de la granja al veterinario. En México, el auxilio que recibían los bovinos cuando enfermaban de algún mal que no era contagioso se intentaba curar con aguardiente; muchas vacas terminaron "borrachas" durante la aplicación del remedio. Otra práctica muy común para quitar los cólicos a las vacas era colocar un palo en el hocico y amarrarlo a la cabeza del animal para evitar que cerrara la boca. Con este remedio se pensaba que la vaca sacaba el aire que tenía dentro pero el procedimiento era doloroso e inútil, frecuentemente el ganado moría y nadie conocía las causas. 



Richard Martin presenta al Tribunal el maltrato que sufrió un asno (Inglaterra 1820s)


Las sociedades protectoras de animales. Fue en Inglaterra en 1822 cuando Richard Martin organizó la primer sociedad contra la crueldad a los animales domésticos, específicamente se enfocó en los malos tratos que recibían los caballos y asnos, el ganado bovino y las ovejas. En México las ideas contra la crueldad y el maltrato a los animales comenzaron a difundirse a finales del siglo XIX, y cada vez con más fuerza a comienzos del siglo XX. En el periódico El Agricultor Mexicano en el número 5, correspondiente al mes de mayo de 1900; el autor incitaba a los propietarios de haciendas y ranchos a tener personal con buena "moral" para que cuidaran a los animales sin tener que hacer uso de golpes o los malos tratos; y a todas voces pedían que los cuidadores y propietarios de los animales de granja se volvieran personas "civilizadas". El profesor Manuel de Ibarrola en su Manual del criador de las vacas lecheras también mencionó evitar el maltrato a las vacas y abstenerse de utilizar técnicas dolorosas para remediar enfermedades. Ibarrola además de ser profesor de la Escuela de Agricultura y Veterinaria de la capital de México era un productor exitoso en el ramo de la lechería. En su manual reconoció que los animales domésticos eran: "esclavos".

Fotografía de Richard Martin


Palabras finales de la sección del pasado. Las vacas lecheras son esclavas de un mercado insaciable de leche. Históricamente los humanos nunca habíamos consumido cantidades ingentes de este alimento hasta que se volvió una herramienta social a mediados del siglo XIX.
     Las vacas son seres sintientes, porque son animales y no máquinas. Lo cierto es que si vamos a tener vacas condenadas a vivir para producir leche, por lo menos podemos otorgarles mejores condiciones de vida, diferentes a las que que han sobrevivido desde el siglo XIX. Es lo menos que podemos ofrecerles en recompensa.


Desconozco la fuente (si conoces la fuente deja un mensaje)


Palabras finales de la sección del presente. Te dejo el vídeo de investigación de Igualdad Animal. Te advierto que las imágenes son fuertes. Pero no demos ni podemos cerrar los ojos a la realidad.  Si quieres puedes firmar la petición para cambiar la condición de vida de las vacas de la industria lechera. En otros países del mundo hay un movimiento de bienestar  para todos los animales que viven para convertirse en alimento. Este cambio en la vida de los animales de granja está impulsado por veterinarios, zooctenistas y asociaciones civiles. En algunos países se han hecho grandes progresos, abajo encontrarás algunas lecturas al respecto.



Para saber más acerca del movimiento de bienestar para los bovinos lecheros 
Boletín Acercándonos al Bienestar Animal, Consorcio Lechero (Chile)
Datos históricos en el blog de Royal Society of the Prevention of Cruelty of Animals   (Inglaterra)
Un artículo de un portal de ganadería acerca de mejores manejos para el bienestar animal (Portugal)


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